martes, 29 de abril de 2008

Ahora que tengo novio.


Luego de perder algunos amigos en este largo camino de soltería y de vivir obnubilada por los poemas de amor del cantante de Ubeda, fui tentada, o tal vez convencida…. O casi coaccionada (¿?) por mi querida compañera Shola a surcar un ladies night en la ciudad de Lima, a pesar de la larga y pesada jornada de trabajo que me esperaba al día siguiente.

Fue un compromiso de solidaridad con Shola quien tuvo un pésimo día en el trabajo y resumió en algo como “Te cuento en la noche… Necesito alcohol en las venas!!!”. La salida fue nuestro glorioso regreso a Cala, a donde me había negado a ir desde la desafortunada salida a comienzos de año en que coincidimos con un grupete escandaloso y “vulgarón” de Chollywod.

El lugar, menos atiborrado que los días sábados, estaba agradable y nos sentamos en la barra junto a dos extranjeros: uno casi contemporáneo y otro algo bastante mayor. Aparentemente hablaban de trabajo pero lo cierto es que no les prestamos mucha atención; estábamos concentradas en el día de furia de Shola y en especular sobre posibles encuentros desafortunados en esa noche, a lo que - recuerdo perfectamente – Shola dijo: “Yo no me quiero encontrar con nadie.”

Seguíamos conversando y pasó un “rubión” que yo pensé que era del paquete de los gringos de al lado, pero me equivoqué. Era un llanero solitario que luego de pasar un par de veces a nuestro lado dijo alegremente: “Hola Carla!”, dirigiéndose a Shola. (¿?)

Solapadamente ahogué la carcajada para no ser descortés mientras evidentemente pensaba cómo iba a empezar a narrar esta historia. Me pareció increíble que a estas alturas de la vida, de la civilización, alguien aún use el refrito de “Hola Fulanita, te acuerdas de mí?... Ay disculpa! Es que eres igualita!”.

Hasta ahora, un mes después, no se si realmente existió la famosa Carla, si fue refrito de un manual de abordaje; o si, siendo más esotérica, fue un gran amor en una vida pasada del rubión este.

Por los hechos, me inclinaría más por esta última versión porque evidentemente, donde puso el ojo, puso la bala. Llegó como Llanero Solitario y me dejó la posta. Hoy cuando le pregunto a mi amiga Shola por los planes del día jueves me contesta: “Ahora que tengo novio, no se… recuerda que los jueves son para los solteros!”.

Es así como estoy profundamente preocupada por el futuro de este blog porque tengo ímpetus de muchos personajes de ficción, pero de llanera solitaria, recorriendo bares, jamás! Menos aún si recordamos que hasta Llanero tenía su fiel compañero Toro.