domingo, 19 de agosto de 2007

Quiero mi sombrero de floripondios






Este silente período de ausentismo no ha significado un mes sabático para mis estudios de campo y mis reflexiones sobre esta segunda adolescencia con soltería "una vez más"; es más, logré llegar a algunas sabias conclusiones.


Me reuní nuevamente con mi compañera, la popular Shola, para emprender nuevos estudios sociológicos. Entre charlas de café y trabajos de campo, filosofábamos sobre nuestra realidad; analizábamos el mercado, las razones por las que nos encontramos en él y finalmente, los por qués por los que nos gustaría salir del mismo.


Entre las varias divagaciones sobre el tema, si por ejemplo en el camino veíamos una novia con velo y faldón de encajes entrando a su limo con destino al altar, comentábamos casi emocionadas: "Mira, se casan!!......." para luego de una pausa, mirarmos con cara de interrogación y concluir la oración a coro con un "...pobrecitos!", seguido - por supuesto - de burlonas carcajadas de brujas malévolas sacadas de un cuento de hadas.


Eso que suena gracioso y sarcástico no es sino producto de nuestra pobre opinión del matrimonio dado los funestos resultados de nuestras respectivas experiencias. Sin embargo, ambas coincidíamos constantemente en lo mismo: la vida debe ser en pareja! Algo como el viejo dicho "Una pena entre dos es menos atroz".


Entonces, convencidas y decididas, comenzamos a observar a nuestro rededor. Caminábamos por un centro comercial y observábamos la materia prima existente. No nos molestaba la cantidad de familias pululando juntas y felices y ni siquiera las parejas! Lo que nos llamaba terriblemente la atención era el standard de - digamos - belleza que encontrábamos en plaza: paupérrimo! y aún así, emparejados!


De esta observación, recojo una segunda frase de cliché de las abuelitas que mi prima me suele repetir: "Para todo roto hay un descocido" ; y la muestra más relevante de ello fue una señora de al menos sus casi sesentas con un sombrero de paja adornado con unos floripondios y anteojos grandes de carey con lunas ahumadas. No era muy alta y ni que hablar de espigada; y vestía algo que redondeaba el estilo de su sombrero: algo parecido a un pantalón ancho con blusón encima y un chaleco largo (osea, moda costal). Aún así, ella andaba feliz coqueteando y riéndose a carcajadas (escucharla me hizo voltear y descubrirla) de la mano de un sujeto a quien ella le llegaba al hombro; pero no era un sujeto cualquiera: era alto - aunque reconozco desgarbado y no muy agraciado - lucía bastante más joven que ella... y era extranjero! Osea, la vieja se había chapado un chibolo-gringo de sabe dios dónde y lo andaba luciendo a disfuerzo vivo por el Jockey Plaza un domingo por la noche.



A pesar de las semanas transcurridas, Shola insiste que la tía me impresionó. Cómo no hacerlo? De cuando en cuando me encuentro con amigas que me comentan sus "aventuras" por el quirófano sea por lipos arriba, abajo, adelante, atrás, o todo eso junto; ojeras, arrugas, botox. Osea, es el tema! Todo lo posible para lucir jóvenes y bellas como dice mi madre. Con decirles que hasta yo he empezado a usar cremas!


Ni rubia, ni lacia, ni joven, ni flaca. La tía del sombrero de floripondios tal cual la describí tenía su "descosido" al lado que la llevaba de la mano y eso le bastaba, mientras otras no teníamos a nadie. La tía no pierde tiempo ni se angustia en analizar el mundo y menos por sus looks; lo +Chic de Ripley ni lo Hot que TIENES que tener en tu closet la inquietaba.


Esta semana - sin recordar a la tía del sombrero de floripondios - al verme al espejo quedé convencida que debía tomar acción sobre mi vida sedentaria y por ende por mi figura que podría estar desfigurándose. Empecé a hacer un poco de ejercicios, caminar y hasta montar bicicleta, convencida que sólo así podré mejorar mi agenda social en el ya próximo - casi a la vuelta de la esquina - verano 2008.


En este momento que narro la historia, estoy cambiando de forma de pensar. "Es de sabios cambiar de opinión", decía mi madre. Pues entonces, opino ahora, que tal vez mi mejor opción será ir mañana mismo en búsqueda de un sombrero de floripondios!

viernes, 17 de agosto de 2007

Terremoto de soledades

"Sola, te vas quedando sola...

en una palabra perdida,

siempre sola,

por la vida..."


Recuerdan esa canción ? Era el tema de la telenovela venezolana "Amazonas". No soy fan de ese género definitivamente y menos dejaría una conversación telefónica o regresaría a casa porque "tengo que ver MI novela" cómo más de una vez he escuchado; y no sólo a las tías sino incluso también a varias amigas!


Todo lo que sé y recuerdo es que eran tres hermanas hijas de un hacendado y como tenían caballos, las llamaban amazonas. Pero lo que más me impresionaba era esa "bendita" canción y su insistencia en que una mujer guapa, joven, heredera y enjoyada iba a terminar sea como sea "...siempre sola, por la vida..."


La canción - confieso - era pegajosa, pero además escalofriante! Parecía un conjuro o la condena del hombre a esta mujer (que nunca supe a cuál de las tres se refería). Le echaba una "maldición de soledad de por vida" y me hacía pensar qué nos deparaba a aquellas menos afortunadas que la protagonista!


Todo este tema estaba guardado en la memoria más arcaica de mi cerebro, algo más antiguo aún que un floppy disc, pero salió a flote precisamente en estos meses de segunda soltería, como un fantasma con sus cadenas que en lugar de gritar "buuuuuuu!", me persigue y me canta "Sola.... te vas quedando sola.... siempre sola, por la vida".


Cuando he comentado esa angustia por mi porvenir, amigos y amigas me han dado respuestas de lo más variopintas: "Vas a rehacer tu vida, no te preocupes.", "Es mejor estar sola que mal acompañada", "Piensa! la tranquilidad no tiene precio.", "Diviértete y no te compliques", "Tienes suerte de tener a tu familia.", "Eres joven, profesional, buena salud y tu bebé es lindo y sano. Eso es lo importante!" y etc., etc., etc.....


En resumen: puro cebo de culebra para mi real preocupación! Dije huérfana? NO! Familia ya sé que tengo, o no se dan cuenta que a lo que me refiero es a la "familia de comercial" compuesta por el papá, la mamá y los hijitos? Osea, la típica "familia feliz" que vale más que la diversión y que tal vez poniendo las cosas en una balanza, bien valdría un poco de intranquilidad y de problemas si tienes con quién enfrentarlos.


Definitivamente, esta gente no entiende nada! Me dice las frasecitas de cliché como un consuelo y ni siquiera entendieron mi preocupación. Es más, ahora sumo a ello la desolación de no ser comprendida por quienes me rodean y por quienes se supone son mis amigos.
Así pensaba, hasta que tembló la tierra. Tembló de la forma más fuerte y por el tiempo más largo que mi existencia haya experimentado. Por esos avatares del destino, un café en Starbucks quedó cancelado y la flojera venció a la intención de ir a Saga del Jockey Plaza. Díganme si no es cierto que "estamos exactamente en el sitio que Dios quiere que estemos". El mío era en casa, sentada en mi computadora con mi bebé jugando a mi lado.
Cuando mi madre nos llamó a gritos desaforados, salí a la sala sin apuro de la mano de mi bebé y recién ahí me percaté que el movimiento no terminaba. Lo único que pensaba era mantener la calma para evitar traumas en mi regalo de Dios. Luego del segundo remezón que convirtió al suelo en una oruga de cemento, pensé por primera vez en toda mi existencia que tal vez, esta vez, sí era el final.
Tenía a mi bebé frente a mí, cubierto con mis brazos y hacia mi cuerpo. Mis padres a mi lado y la casa al fondo que me preguntaba si se desplomaría o no. Parecía que recorría todo ante mis ojos y aún así mi calma era inconmensurable. Estoy segura que si Dios hubiera decidido recogerme ese día, hubiera muerto con una paz infinita.
Ese terremoto ha tumbado no sólo muchas casas y se ha llevado muchas vidas. Creo que a otros tantos nos ha remecido profundamente para entender lo que es realmente importante: Estar vivos, tener a nuestros seres queridos, salud y amor.





lunes, 13 de agosto de 2007

Mi Galán ya tiene Novia.

Los hombres - al igual que los males - vienen todos juntos. Es así que entre marzo y abril a sólo unos 4 meses de mi separación tenía como 3 galanes revoloteando a mi alrededor. Si a esto agregamos dos "eternos gileritos", mi club de fans era de cinco!!! :o)))
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Me pregunto.... ¿Qué fue de ellos?
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Así es la vida: Si tienes trabajo, te caen otras propuestas; si tienes pareja, aparecen giles. Bien hacía hace años (cuando me peleaba con mi esposo) al mantener mi hermoso anillo de compromiso en el anular de la mano izquierda.
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Ante ello, una vez mi padre intrigado me preguntó el por qué. "No sólo porque es lindo mi anillo, papi; sino que esto es como buscar trabajo: no resulta muy atractivo presentarse como desempleada." El dió como única respuesta una expresión atónita ante tal razonamiento y modernidad que, dentro de todo, tenía cierto sentido.
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Hoy contaré la historia de una de las cinco estrellas que por un tiempo iluminaron el oscuro paraje que significaba mi reciente separación:
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Para mí, él era Mr. Volvo, aunque estoy segura que muchas lo habrían llamado su "Mr. Big" a lo sex in the city.
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Era galante, caballero, empresario pudiente y venía montado en una Volvo 4x4 con asientos de cuero. Padre de sólo un hijo, pero además, padre postizo, amoroso y protector de los tres hijos de su segunda mujer (con quien obviamente ya no estaba).
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Juntos fuimos a bailar, a conciertos, cenas, shows, almuerzos y a la playa. Nunca nos faltó tema de conversación y creo que la calificación bien merecida era una "Muy agradable compañía". Compañía que hoy - me acabo de enterar - ya tiene una nueva compañera.
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Por qué es eso?
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Podría despotricar de toda aquella que me haya desplazado del trono de Reina donde Mr. Volvo me tenía. Despotricar por ejemplo, que si era amiga de la ex de él, o si se portó mal (muy mal) con su ex novio; que si es fea, gorda, baja, despeinada o cualquier descripción malévola que se me pueda cruzar por la cabeza.
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La verdad es que así son las cosas. No importa si quien viene en el camino sería calificado como "Mr. Big" por la propia Carry; para mí el requisito es un sencillo sonido, tan corto e imperceptible que es increíble todo el efecto que puede causar.
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Lo que quiero decir es que si en más de un mes uno no oye el "click", sólo nos queda esperar que alguien más lo oiga por nosotras y haga feliz a ese amigo que merece ser amado por quien es.

sábado, 11 de agosto de 2007

Having your baby


"Having my baby
what a lovely way of saying
how much you love me.

Having your baby,
I´m a woman in love
and i love what is going through me."
(Paul Anka & Odia Coates - 1974)


Ella tiene 43, es separada, blonda y madre de tres hermosos niños. Tiene ahora además un novio que parecería ser su futuro esposo; y como tal, le ha dicho que le gustaría tener un hijo con ella (sin contar los tres de él).
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Es acaso este hombre como "Mr. Solis" el macho latino de la serie "Desperate housewives" que fue capaz de inseminar a la empleada coreana ante la infertilidad de "Gaby"? Uno de esos seres XY que creen que si el matrimonio es el Master de la Vida, los hijos serían el PhD? Uno de esos pocos hombres que son capaces de amar a sus hijos - no cuando ya por fín los ven o los tienen en sus brazos sino - por la sola idea de tenerlos?

"Es el único hombre que me ha dicho que quiere tener un hijo conmigo" dijo Blondie - madre de tres - con un enorme signo de interrogación en la cara en señal de no saber qué hacer. Supongo que su indecisión es entendible luego de haber "cerrado la fábrica y abierto el parque de diversiones"; y sobre todo por el factor tiempo.

Ojo! hablo del tiempo, no de la edad. Por algo la ciencia ha avanzado y mujeres como mi amiga Margarita pueden ser madres primerizas de sanos y robustos niños luego de los cincuenta! (y si no me creen, busquen las noticias en El Comercio).

Para las señoras de las cuatro décadas creo que los factores a considerar para emprender el maravilloso viaje de la maternidad nuevamente es la suma de muchos "tiempos" que finalmente sí podrían repercutir en la edad.

Algunas requerirán un "desligue" previo, otras terminar o incluso comenzar el divorcio; y otro grupo encontrar al "padre o donante", para entonces empezar a escribirle a la cigüeña y además convencerla!!! Finalmente, están las que tendrán que convencerse a sí mismas una y otra vez, sobre todo si ya han terminado o están terminando la crianza de hijos.

El grupo de las liberadas de la maternidad responderían: "Volver a los pañales?", "Ya no me da el cuerpo para las malas noches", "Dar de lactar de nuevo?" y podrían aún llegar a otras preocupaciones como "Y malograr mi lipo y otras cirugías?.... No Way!!!"

Ese es el derecho de la mujer, como también lo sería lanzarse nuevamente en la aventura de una panza ante tan romántica propuesta masculina: "Quiero tener un hijo tuyo"; frase por demás tierna, conmovedora y conquistadora, pero que a la vez puede ser terriblemente manipuladora.

Nunca voy a olvidar el efecto que causó en mí el mismo mensaje parafraseado de diferente manera, pero por alguien que no era ni mi pareja. En aquel entonces, encontrándonos mi esposo y yo en pleno trámite de solicitud a la cigüeña, este amigo - al enterarse - me confesó: "Me encantaría que ese hijo fuera mío".

Frase peligrosa, perturbadora y difícil de olvidar, más aún si en nuestra sociedad de burbuja de Lima, los machos no suelen desear o solicitar los hijos explícitamente sino que son las mujeres quienes se encargan de tomar esas decisiones y en el mejor de los casos convencerlos al respecto.

Yo ya fui bendecida por la maternidad y también perturbada por cierta confesión. Hoy que soy una señora de las cuatro décadas no creo en el cuento de las abejitas y las florcitas; y si decido ser madre una vez más, sólo espero que sea un hombre que se sienta tan emocionado con ello como Paul Anka en su canción. Es de los años 60 ó 70, pero desde que la escuché cuando era aún muy niña, supe que ese era el tipo de hombre que querría como padre para mis bebés.